29 diciembre 2010

Apostar

El temor existe. Ante la toma de decisiones siempre se plantea un miedo, un irónico juego de azar puede hacer que las cosas vayan bien o mal, entonces no sabes que decidir. Un si, un no, palabras muy cortas que a veces traman con una agonia. ¿No sirve un quizás? Te das cuenta de que las decisiones a medias no son válidas, que debes decidir y tienes poco tiempo para hacerlo. Piensas y por más que piensas menos respuestas encuentras, sientes y no sabes que sientes. No eres capaz de razonar sobre lo que te conviene o no, sobre lo que es mejor o no, sobre que hacer.
Entonces se te plantean dos caminos posibles: dejar las cosas pasar o apostar por lo que quieres. Decides apostar, porque salga bien o mal, la vida se vale de apuestas. Tiras tu moneda al aire y recuerdas que hay tantas posibilidades de que salga mal como de que salga bien. Sabes que existen riesgos, pero los riesgos también son vida. Si sale mal, ya vendrán otras soluciones, por ahora, es mejor no pensar y seguir apostando.
Apostando y luchando por tus apuestas.

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