20 abril 2011

Satisfacción.


Siempre le he tenido miedo al mañana. Quizá nos pase un poco a todos. No creo en Dios, no veo un camino más allá de la putrefacción de mi cadáver y los gusanos que quieran roerme. De hecho, ¡que les aproveche! No creo en el alma, así que tampoco ésta saldrá de mi cuerpo y podré contemplarme mientras me dirija a la luz.Y si existiera esa luz, seguramente no iría hacia ella. No sé si hoy, mañana o dentro de 40 años esto habrá terminado. No estoy orgullosa de mí, tampoco lo estará nadie. Así que no saldré en las enciclopedias, ni formaré parte de los libros de Historia de futuras generaciones de alumnos. Tampoco me importa, no podría enterarme.
Pero un día logre que mi sonrisa cambiara algo por un instante. Y con toda seguridad, eso es más que suficiente.